1. Falta de Educación Ambiental
Debe
señalarse que, actualmente, la mayoría de guatemaltecos carece de una formación
ambiental básica que le permita conocer, interpretar y valorar las condiciones
naturales del país, debido a la carencia o casi inexistente aplicación de
programas educativos ambientales que se impartan, ya sea, a un nivel escolar o
extra-escolar informal.
2. Sobre-población
Puesto
que entre más personas vivan en el país es mayor el requerimiento de recursos
naturales y a la vez mayor producción de contaminación
3. Carencia de Ética Ambiental
Los
actuales problemas ambientales tienden, en muchos casos, a ser el reflejo de
una forma de conducta de tipo antropocéntrica, en la cual el hombre toma de la
naturaleza todo aquello que desea, sin reparar de manera alguna sobre los
efectos nocivos de su acción sobre el medio.
Últimamente se ha venido afirmando que una medida necesaria para hacer frente a la actual crisis ambiental consiste en cambiar las actuales formas de pensamiento humano tradicionales por una nueva visión y dimensión moral del mundo, que permita concebir a la naturaleza, ya no como una cosa sujeta a dominio y explotación, sino como una entidad con dignidad propia, en donde debe prevalecer y respetarse el valor de la vida sobre cualquier interés humano.
Al respecto, Juan Pablo II, en su mensaje de año nuevo de 1989, señala que: “es el respeto a la vida en general y en primer lugar, a la dignidad de la persona humana, la norma fundamental inspiradora de un sano progreso económico, industrial y científico.”.
Algunos autores han dado en llamar a este nuevo valor “bioética”, acentuando que es precisa su inculcación y aplicación puesto que la problemática ambiental es fundamentalmente una cuestión de ética que implica una actitud social.
Otros teólogos no han dejado de pronunciarse sobre el problema, y señalan como causante del mismo el estilo de vida moderno, caracterizado por un ávido deseo de placeres y poder, enmarcados dentro de un pensamiento notoriamente egoísta y consumista.
Juan Luis de la Peña señala que: “en el seno de la crisis ecológica se está incubando la convicción de que hay exigencias universales de orden ético que tienen que ser respetadas. Una moral ecológica es una moral de solidaridad de la especie; como son limitados y cada vez más escasos, hay que administrarlos con criterios de justicia no sólo sincrónica (entre los contemporáneos de la misma generación) sino diacrónica (entre la generación presente y las futuras).
4. Otras Causas:
Macfaland, Craig y Morales Roer sostienen que la enumeración de las causas de la problemática ambiental habría de desarrollarse en el siguiente orden:
a. El crecimiento no controlado de la población, factor que por sí solo no es todavía alarmante, pero que, unido a los otros, si incide en el deterioro ambiental.
b. El consumo de los recursos naturales del país por parte de los países industrializados, como por ejemplo, la carne y el algodón, para cuya producción se han deforestado enormes extensiones de bosques, de los cuales se han exportado sus productos.
c. La tenencia y utilización inadecuada de la tierra. En el país la mayoría de las tierras ocupadas para fines agropecuarios están en poder de una pequeña proporción de la población y dedicados a la ganadería y monocultivos de exportación. Para ello se utilizan las mejores tierras, en tanto que la producción agrícola para consumo nacional se relega a ecosistemas frágiles en terrenos marginales.
Ferraté agrega los siguientes:
d. La actitud de indiferencia de la sociedad hacia la naturaleza, aprovechamiento irracional y derroche de los recursos naturales derivados de la falta de educación ambiental.
e. El uso de tecnología inapropiada.
f. La falta de políticas y estrategias para el uso y manejo del ambiente y sus sistemas naturales.
g. La escasez y dispersión de las leyes que norman la relación entre el hombre y la naturaleza.
Últimamente se ha venido afirmando que una medida necesaria para hacer frente a la actual crisis ambiental consiste en cambiar las actuales formas de pensamiento humano tradicionales por una nueva visión y dimensión moral del mundo, que permita concebir a la naturaleza, ya no como una cosa sujeta a dominio y explotación, sino como una entidad con dignidad propia, en donde debe prevalecer y respetarse el valor de la vida sobre cualquier interés humano.
Al respecto, Juan Pablo II, en su mensaje de año nuevo de 1989, señala que: “es el respeto a la vida en general y en primer lugar, a la dignidad de la persona humana, la norma fundamental inspiradora de un sano progreso económico, industrial y científico.”.
Algunos autores han dado en llamar a este nuevo valor “bioética”, acentuando que es precisa su inculcación y aplicación puesto que la problemática ambiental es fundamentalmente una cuestión de ética que implica una actitud social.
Otros teólogos no han dejado de pronunciarse sobre el problema, y señalan como causante del mismo el estilo de vida moderno, caracterizado por un ávido deseo de placeres y poder, enmarcados dentro de un pensamiento notoriamente egoísta y consumista.
Juan Luis de la Peña señala que: “en el seno de la crisis ecológica se está incubando la convicción de que hay exigencias universales de orden ético que tienen que ser respetadas. Una moral ecológica es una moral de solidaridad de la especie; como son limitados y cada vez más escasos, hay que administrarlos con criterios de justicia no sólo sincrónica (entre los contemporáneos de la misma generación) sino diacrónica (entre la generación presente y las futuras).
4. Otras Causas:
Macfaland, Craig y Morales Roer sostienen que la enumeración de las causas de la problemática ambiental habría de desarrollarse en el siguiente orden:
a. El crecimiento no controlado de la población, factor que por sí solo no es todavía alarmante, pero que, unido a los otros, si incide en el deterioro ambiental.
b. El consumo de los recursos naturales del país por parte de los países industrializados, como por ejemplo, la carne y el algodón, para cuya producción se han deforestado enormes extensiones de bosques, de los cuales se han exportado sus productos.
c. La tenencia y utilización inadecuada de la tierra. En el país la mayoría de las tierras ocupadas para fines agropecuarios están en poder de una pequeña proporción de la población y dedicados a la ganadería y monocultivos de exportación. Para ello se utilizan las mejores tierras, en tanto que la producción agrícola para consumo nacional se relega a ecosistemas frágiles en terrenos marginales.
Ferraté agrega los siguientes:
d. La actitud de indiferencia de la sociedad hacia la naturaleza, aprovechamiento irracional y derroche de los recursos naturales derivados de la falta de educación ambiental.
e. El uso de tecnología inapropiada.
f. La falta de políticas y estrategias para el uso y manejo del ambiente y sus sistemas naturales.
g. La escasez y dispersión de las leyes que norman la relación entre el hombre y la naturaleza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario